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El catecismo de Heidelberg

El catecismo de Heidelberg 1563

REFORMA PROTESTANTE.
Alemania:

Federico III
Caspar Oleviano
Zacarías Ursino

El Catecismo de Heidelberg

Conviene destacar:

Antes de introducirnos en la materia, conviene destacar que la raíz de la palabra catecismo es kata eco, (del griego κατηχισμός, de kata [«abajo»] + echein [«sonar»], literalmente «sonar abajo» (dentro de los oídos) que se traduce como “re sonido” o “eco”, raíz de nuestra palabra “eco” en castellano. Desde el tiempo de los griegos se empleaba este término para hacer referencia al método de enseñanza que empleaba preguntas y respuestas, en el cual las respuestas contenían la enseñanza a las cuales el alumno tenía que hacer eco. El método fue consagrado para la enseñanza de la doctrina de la Iglesia desde los fines del primer siglo de nuestra era. El catecismo es el texto en el que se presenta una exposición orgánica y sintética de los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina cristiana tanto sobre la fe como sobre la moral.

El Catecismo de Heidelberg consta de un total de 129 preguntas y respuestas.

Introducción

El Catecismo de Heidelberg es uno de los frutos más finos de la Reforma protestante. Resume la enseñanza esencial de la Reforma y ha sido sometido a prueba en el fuego de la aflicción. Diserta sobre Jesús como nuestro único consuelo en la vida y en la muerte, expone de una manera muy personal y elocuente lo que es necesario saber para que podamos vivir y morir en ese consuelo. Aquellos que el día de hoy ansían tener una hermosa declaración de la verdad bíblica encontrarán esta obra como un verdadero tesoro. Permanece tan fresca como cuando fue publicada por primera vez hace más de 450 años, y continúa teniendo un lugar atesorado en el seno de las iglesias reformadas en todo el mundo. Su valor y encanto se pueden atribuir al menos a cuatro factores. Primero y principalmente se halla su mérito intrínseco de ser un resumen de la verdad bíblica, encarnando la simplicidad y profundidad de la enseñanza de la Escritura. Cristalizó la fe cristiana como fue entendida por los reformadores del siglo 16, especialmente por Juan Calvino. También demostró la continuidad con la iglesia primitiva en su estructura triple del Credo de los Apóstoles, la Ley y la Oración del Señor. Segundo, el catecismo fue hermosamente diseñado para implementar un curso reformado de entrenamiento para los jóvenes y adultos. Aunque a veces se ha visto como un defecto, la extensión del catecismo hizo que suministrara un tratamiento en resumen de todo el alcance de la doctrina. Su lenguaje y cadencia de preguntas y respuestas se ganó el cariño de aquellos que buscaban una articulación de una teología consistentemente bíblica, y su división en Domingos o Días del Señor proporcionó un método ordenado de instrucción. Tercero, esta común herramienta de instrucción capacitó al movimiento reformado para propagar una teología unificada. El recibimiento del catecismo por parte 4 de los consistorios y sínodos en Alemania, los Países Bajos, Hungría y Suiza lo estableció como uno de los documentos delineadores del movimiento de la Reforma. La aprobación del Sínodo de Dordrecht (1618-19) hizo de él un estándar de la fe para los cristianos reformados. Cuarto, debido a estos factores las congregaciones han implementado diligentemente la enseñanza del catecismo como una parte esencial de la instrucción cristiana. Es poco probable que el catecismo hubiera tenido una importancia perdurable si innumerables pastores y maestros a través de los siglos no hubieran implementado su uso en el ministerio regular de la iglesia. Contenido y estructura El propósito del Catecismo se puede ver en su título original: “Catecismo o Instrucción de la Doctrina Cristiana como es realizada por las Iglesias y Escuelas del Palatinado Electoral”. Sigue un formato de “pregunta respuesta” para ayudar a que el estudiante obtenga un entendimiento claro de las doctrinas bíblicas básicas. La iglesia reformada históricamente ha enfatizado la necesidad de entrenar y alentar a que su juventud abrace la fe cristiana. Por esta razón aquellos que han sido bautizados son llamados a usar este catecismo en su preparación para confesar su fe y llegar a ser miembros comulgantes de la iglesia de Jesucristo. El tema dominante se declara en la respuesta a la primera pregunta: ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?”

Contexto histórico

la ciudad de Heidelberg

La ciudad de Heidelberg vista desde el Castillo. Heidelberg es una ciudad situada en el valle del río Neckar en el noroeste de Baden-Wittenberg. Es famosa por su centro histórico con el castillo de Heidelberg y la Universidad más antigua del país

El catecismo recibió el nombre de “Heidelberg” de la antigua ciudad capital del Bajo Palatinado alemán y de su célebre universidad. El establecimiento de este centro de aprendizaje data desde el año 1385. La reforma del siglo 16 no fue favorecida inmediatamente en el Palatinado, aunque habían oído de Martín Lutero (1483-1546) ya desde 1518. La universidad estaba conectada con la iglesia de Roma y era difícil que alguien asumiera otra posición a la Reforma que no fuera de hostilidad. No obstante, el impacto de la reforma hizo sentir su influencia. El domingo 20 de diciembre de 1545 cuando se iba a celebrar la misa en la iglesia principal de Heidelberg, el pueblo empezó a cantar el himno de la Reforma llamado “Ahora la salvación ha llegado a nosotros”. Pero la lucha por la reforma de la iglesia continuó otros diez años hasta que finalmente la Paz de Augsburgo (1555) estableció la libertad religiosa. El Colegio de Sapiencia (sabiduría), dedicado a la educación de los ministros, fue abierto pronto en el convento agustiniano de Heidelberg. Sin embargo, la siguiente década resultó ser crítica para el movimiento de reforma. Los seguidores de Lutero estaban divididos: los ultra-luteranos mantenían la doctrina de la presencia corporal del Señor en el sacramento, mientras que los seguidores de su asociado, Felipe Melanchton (1497-1560), se atenían a la presencia espiritual de Cristo como lo enseñaba Calvino. El Palatinado, y especialmente Heidelberg, llegó a ser el campo de batalla para estas y otras facciones. La doctrina luterana finalmente quedó fijada en la Fórmula de Concordia, mientras que la influencia calvinista llegó a encarnarse en el Catecismo de Heidelberg. Tres figuras jugaron un rol importante en esta transformación.

Federico III

En 1559, el poder electoral del Palatinado pasó a manos de Federico III, quien puede ser llamado verdaderamente el padre del Catecismo de Heidelberg. Determinó llevar a cabo la reforma entre su pueblo sin hacer ninguna concesión. Esto significó que en el Palatinado el cristianismo sería ordenado y establecido tanto con respecto a doctrina y adoración, siguiendo las perspectivas más completamente bíblicas de la fe reformada. Por esta razón, se hizo obligatorio que solamente las palabras bíblicas de la institución de la Cena del Señor se usarían en la celebración. Todas las cruces, velas, altares y pinturas serían removidos de las iglesias, y se introdujo el canto de los Salmos en el idioma alemán. Los maestros y ministros contenciosos serían despedidos, y los de persuasión reformada serían llamados a ocupar el púlpito y el atril. Fue en este contexto que dos jóvenes competentes, Caspar Oleviano (1532–1587), y Zacarías Ursino (1534-1583), llegaron a Heidelberg.

Caspar Oleviano

Oleviano UrsinoNació el 10 de agosto de 1532 en la ciudad de Tréveris y era un joven dedicado diligentemente a sus estudios. Después de asistir a varias escuelas estudió jurisprudencia en la Universidad de Bourges. Uno de sus compañeros de clase era un hijo de Federico III. Trágicamente este joven prometedor y otros dos estudiantes se ahogaron cuando su bote se volcó al tratar de cruzar un río. Oleviano, intentó rescatar a su amigo y casi pierde su propia vida en el esfuerzo. En esa ocasión y en ese mismo lugar hizo el voto de dedicar su vida al ministerio del Evangelio. Al terminar sus estudios viajó a Ginebra, Suiza, y asistió a las conferencias del renombrado teólogo Juan Calvino. En Zúrich entabló amistad con Heinrich Bullinger y Pedro Mártir Vermigli, y en Lausana con Teodoro Beza. Pero fue el entusiasta reformador William Farel junto con Juan Calvino y Viret que prevalecieron sobre Oleviano para que regresara a su tierra natal para predicar. En 1559, a los 27 años, regresó a Tréveris donde se hizo cargo de una escuela y también empezó a predicar con un celo intrépido. Tréveris quedó conmocionada y Oleviano junto con otros líderes de la Reforma fueron encarcelados. Después de diez meses de negociaciones fueron puestos en libertad bajo condición de grandes multas y destierro de la ciudad. El carácter de Caspar había sido puesto a prueba en el horno de la persecución mientras el Señor lo preparaba para una tarea mucho más grande. Federico III, al recordar que Oleviano había arriesgado su vida para salvar a su hijo, y comprendiendo que él ahora estaba siendo perseguido y desterrado por causa del evangelio, lo llamó a Heidelberg. En 1560 llegó a ser conferenciante en la universidad y profesor de dogmática. Al año, intercambió su posición por la de pastor de una iglesia de la ciudad. Oleviano estaba eminentemente cualificado y llamado por Cristo para jugar un rol clave en la diseminación de la doctrina reformada por medio de un nuevo catecismo.

Zacarías Ursino

Nació en Breslau, Silesia, el 18 de Julio de 1534 y entró a la Universidad de Wittenberg, Alemania, a los 16 años. Permaneció allí durante siete años durante los cuales llegó a estar fuertemente ligado a su eminente maestro Felipe Melanchton. Después de esto tuvo contacto personal con los líderes de la reforma en Heidelberg y Estrasburgo, en Alemania, en Basilea, Lausana, y en Ginebra, Suiza. En 1558 llegó a ser el rector del “gimnasio” Elizabetano, o preparatoria de Basilea, y se encontró en medio de un intenso debate acerca de si Cristo estaba material o espiritualmente en los elementos de la Cena del Señor. Desde el principio Ursino reflejó las ideas de su maestro Melanchton, y por esta razón la ira de los ultras luteranos se desató contra él y fue etiquetado como calvinista. Con mucha habilidad defendió su enseñanza sobre los sacramentos y la persona de Jesucristo en un tratado publicado, el cual no zanjó las diferencias como él esperaba, sino que solamente incrementó el antagonismo. A principios de 1560 renunció a su posición de rector declarando: “Iré a los de Zúrich, cuya reputación en efecto no es importante aquí, pero que tienen un nombre tan famoso entre las otras iglesias que no puede ser obscurecida por nuestros predicadores. Ellos son temerosos de Dios, hombres completamente doctos con quien he resuelto pasar mi vida. Dios proveerá lo demás”.

Al llegar a Zúrich, renovó su amistad con Bullinger y Vermigli. En la providencia de Dios, Federico III acababa de solicitar a Vermigli para ayudar en la Reforma en el Palatinado. Considerándose muy viejo para tal difícil encomienda, recomendó en su lugar a su joven, pero muy capaz amigo, Ursino. De este modo el joven teólogo fue llamado a Heidelberg en 1561 y llegó a ser profesor y también rector del Colegio de la Sapiencia. Durante muchos años Ursino trabajó en estas instituciones cristianas de aprendizaje, un erudito muy exigente en sus estudios y conferencias, si bien siempre claro y conciso en su presentación. Por esta razón él estaba eminentemente preparado para un rol dirigente en la preparación de un nuevo catecismo.

Publicación y recepción

En el Palatinado alemán numerosos catecismos ya estaban en uso; de hecho, demasiados: su misma cantidad causaba una confusión sin fin, y ninguno recibía ninguna aprobación general y de todo corazón. Por lo tanto, se hizo evidente que se necesitaba un catecismo que fuese comprehensivo, en el cual todas las doctrinas claves fuesen expuestas con claridad, y no obstante tan simple que inclusive los niños pudieran entender las verdades de la salvación. Federico III confió a sus teólogos y pastores la preparación de una declaración clara, concisa y popular de la doctrina cristiana en formato de catecismo que pudiera usarse en el hogar, la iglesia y la escuela.

Sello Catecismo

Sello postal emitido en Alemania con motivo del 400 Aniversario del Catecismo de Heidelberg

El trabajo preliminar fue realizado por la facultad de la Universidad, pero la forma definitiva y su edición fueron encomendadas a Oleviano y Ursino. El manuscrito finalizado, presentado al cierre del año 1562, recibió la aprobación cordial de toda la facultad y también de los pastores y maestros. Fue presentado al Sínodo, reunido en Heidelberg, y se aprobó una resolución para publicarlo inmediatamente por la autoridad del gobierno. La primera edición del nuevo catecismo salió de la imprenta con un prefacio por Federico III con fecha del 19 de enero de 1563. La segunda y tercera edición, con adiciones menores junto con una traducción en latín, fueron publicadas en 52 Domingos o Días del Señor para que se pudiera explicar cada año. La cuarta edición, publicada el 15 de noviembre de 1563, como parte del Orden de la Iglesia del Palatinado, es considerada como el texto estándar. La propagación e influencia de este librito dentro de los límites del Palatinado y en otras áreas de Europa excedió todas las expectativas, siendo recibido por los reformados en todas partes. Se hizo obligatorio en todas las escuelas e iglesias del Palatinado que se enseñara y leyera desde el púlpito cada domingo de acuerdo a sus Días del Señor. La predicación y exposición doctrinal fueron instituidas para el servicio de la tarde del domingo. Toda la educación, ya sea en el hogar, en las escuelas o en la Universidad estaba basada en el catecismo, y el entrenamiento teológico de los estudiantes se centraba en torno al mismo. En el Colegio de la Sapiencia, Ursino inmediatamente empezó a impartir conferencias sobre su contenido, las cuales fueron publicadas posteriormente. Pronto el catecismo fue adoptado por el Sínodo holandés de Wesel en 1568, por el Sínodo de Dort en 1571, y por el gran Sínodo ecuménico de Dort en 1618-19. Los delegados británicos en el Sínodo de Dort estuvieron de acuerdo de que ni en su propia iglesia ni en la iglesia de Francia había un catecismo tan adecuado y excelente. Comentaron: “nuestros hermanos reformados en el continente tienen un librito cuyas páginas no se pueden comprar ni con toneladas de oro”. Además de la versión original en latín, al año de su publicación original aparecieron traducciones al holandés por Pedro Dateno y al alemán sajón. Estas fueron seguidas por traducciones al inglés y húngaro en 1567, al francés en 1570, al hebreo en 1580 y al griego en 1597. Durante los primeros años del siguiente siglo, el catecismo fue traducido al polaco, lituano, italiano, bohemio y rumano. Las Compañías Neerlandesas de las Indias Orientales y Occidentales fueron celosos promotores del catecismo de Heidelberg. Recorriendo el mundo con el catecismo, patrocinaron traducciones al malayo (1623), al javanés (1623), al español (1628), al portugués (1665), al singalés (1726) y al tamil (1754). Finalmente fue traducido a idiomas como el amhárico, sangiri, árabe, persa (farsi), chino y japonés. Hoy continúa siendo diseminado alrededor del mundo en muchos otros idiomas.

Crítica y defensa

La aparición de este catecismo suscitó una oposición inmediata por parte de la iglesia católica romana y del Emperador Maximiliano II. Particularmente se topó con una fuerte desaprobación por parte de los luteranos, ya que ondear una bandera reformada en la tierra de Lutero 12 fue considerado como una traición de su nombre y recuerdo. Tres años después en la Dieta de Augsburgo en 1566, Federico III fue acusado de “innovaciones” y del uso de un catecismo que no concordaba con la Confesión (luterana) de Augsburgo. Se le demandó que cambiara o repudiara el catecismo, y si rehusaba hacerlo sería excluido de la Paz del Imperio y sufriría las consecuencias. Al oír esto, Federico se retiró del salón por un momento. Regresó prontamente con su hijo Casimir, quien llevaba una Biblia, y humilde pero firmemente empezó a hacer su defensa, testificando:

“Su Majestad imperial, sigo con la convicción que le hice saber antes de que viniera aquí en persona, de que en asuntos de fe y consciencia reconozco solamente un Señor que es Señor de señores y Rey de reyes. Por eso digo que esto no es un asunto de la carne, sino del alma del hombre y de su salvación, el cual he recibido de mi Señor y Salvador Jesucristo. Estoy obligado a resguardar Su verdad. Con respecto al calvinismo, puedo decir delante de Dios y de mi consciencia cristiana como testigos que no he leído los libros de Calvino, al grado que puedo decir muy poco sobre lo que significa el calvinismo. Pero lo que mi catecismo enseña es lo que profeso. Este catecismo contiene en sus páginas prueba abundante de la Santa Escritura que permanecerá sin refutar por los hombres y también seguirá siendo mi creencia irrefutable. Con respecto a la Confesión de Augsburgo, su majestad sabe que la firmé de buena fe en Naumberg, y sigo dando fe a esa firma. Para lo demás, me conforto en esto: que mi Señor y Salvador Jesucristo me ha prometido y a todos los que creen en Él que cualquier pérdida por amor de su nombre aquí en la tierra nos será restaurada cien veces más en la vida venidera. Y con esto me entrego a la generosa consideración de su Majestad imperial”.

El Señor honró la valiente defensa de la fe de Federico y le dio la victoria. Discrepando con el juicio del Emperador, la Dieta votó que el Elector del Palatinado fuese tratado como miembro de la Alianza de Augsburgo y dentro de la jurisdicción de la Paz del Imperio.

 

Fuentes:

  • RAE y ASALE (2014). «catecismo». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7.
  • Resources: Catechism of Heidelberg © (IREU/RCUS)235 James St. Shafter, CA 93263 Tel. (661) 910-2898 Copyright 2014 por la Iglesia Reformada en los Estados Unidos. http://www.rcus.org The Reformed Church in the United States (RCUS) is a communion of Christian churches in the Reformed tradition. They stand on the great Reformation principles of salvation by grace alone, through faith alone, in Christ alone, according  to the Scriptures alone, to the glory of God alone”

Reportaje fotográfico: Imágenes de dominio Público

Traducción y colección: Fernando Ogando / Consejería de ERE de la FEREDE.

En el siguiente enlace os ofrecemos el texto en español del Catecismo de Heidelberg en versión Pdf

Madrid, 6 de abril de 2017