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placa Himno Castillo Fuerte

Placa con la leyenda “Castillo Fuerte es nuestro Dios” en alemán. M. Lutero Wittenberg / Foto: Ana Calvo”.

REFORMA PROTESTANTE: 
Alemania, Lutero y Carlos V

Contexto

Ordenado a retractarse en 1520, Martín Lutero fue eventualmente excomulgado el 3 de enero de 1521 y finalmente proscrito por el emperador Carlos V en Worms.

Lutero ya tenía discusiones con los propios Agustinos, en Heidelberg por 1518, y con las autoridades del papa tanto en Augsburgo (1518) y Leipzig (1519). La dramática posición de Lutero contra el papa y el Emperador disparaban el pensamiento en Europa, él, encontraba su único apoyo en su fe en Dios.

Lutero publicó un libro tras otro durante los siguiente veinticinco años, y lo hizo para los cristianos comunes, en un poderoso y vívido alemán. Tradujo la Biblia, lo cual dio acceso a la gente a valorar por ellos mismos la veracidad de sus argumentos, exponiendo a los cristianos comunes su teología y multiplicándose con ello sus seguidores.

En 1529 en la Dieta de Speyer, Carlos V intentó frenar por la fuerza el movimiento de Lutero, pero algunos de los príncipes alemanes se levantaron en protesta, de esta manera el movimiento encontró en sí mismo el título de “protestante”. Desde ese momento, el movimiento que todo momento intentaba reformar el catolicismo desde dentro, se separó convirtiéndose en la llamada “Reforma protestante”

En 1530, Lutero presentó la Declaración de fe del nuevo movimiento en la Dieta de Augsburgo; fue una extraordinaria y nada controversial exposición en búsqueda de paz, muy comprensiva, universal y conservadora, pero el movimiento de Lutero dividió a Europa en dos y esto dio lugar a las iglesias que conocemos como evangélicas o protestantes.

A raíz de todo esto, surgieron tres principales tradiciones: luteranos en Alemania y Escandinavia, zwinglianos y calvinistas en Suiza, Francia, Holanda y Escocia, y la Iglesia de Inglaterra.

Muchos cambios sociales, políticos y económicos siguieron a la Reforma y, en cierto punto, la ésta les dio forma sin dejar de ser principalmente un redescubrimiento del Evangelio de Dios, obrando a través de Jesucristo.

Esta verdad liberó el pensamiento y el corazón de mucha teología que estaba obscurecida y muchas prácticas, costumbres y tradiciones que estaban corrompidas.

Estatua Martin Lutero

Estatua de Martín Lutero, plaza y Ayuntamiento en Lutherstadt-Wittenberg. Foto: Ana Calvo

Alemania y Carlos V

El movimiento iniciado por Lutero pronto se extendió por toda Alemania, el reformador le daba su principal fuente de energía y visión, pero también recibía un poderoso apoyo académico del brillante y moderado joven Philipp Melanchthon (1497-1560), el soporte de algunos príncipes alemanes y por
supuesto del pueblo alemán, pero era fuertemente resistido por el papa, los obispos y el emperador: Carlos V de Alemania (Carlos I de España).

Como apuntábamos en el contexto, Lutero pretendía una reforma dentro de la iglesia católica; requerido a retractarse en 1520, quemó la bula papal públicamente, y fue excomulgado en 1521. Un poco más tarde, en el mismo año, resistió sin temor al emperador en Worms con sus célebres palabras: Si no se me convence mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón – porque no le creo ni al papa ni a los concilios ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos -, por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable. ¡Dios me ayude, amén!” (http://www.luther.de/es/leben/worms.html, s.f.)

Casi toda Alemania del norte y las ciudades libres alemanas estaban con Lutero, quien virtualmente creó y sustentó la reforma alemana “con una sola mano”, consiguiéndolo mediante una inmensa producción de libros, como intrépido y maestro y predicador, poniendo la Biblia en alemán dentro del corazón y la mente de cada hombre, mujer y niño, y escribiendo muchos himnos bíblicos.

La Dieta de Speyer de 1526 dio vía libre al movimiento, pero otra sesión en 1529 intentó prohibir futuros avances; fue en esta Dieta donde una columna de príncipes evangélicos se mantuvo firme y resistieron la inaceptable legislación, siguiendo el ejemplo de su gran maestro Martín Lutero; su valiente protesta dio lugar históricamente al término “protestantismo”.

En la Dieta de Augsburgo de 1530, el protestantismo presentó su Declaración de fe que el catolicismo rechazó aceptar, ordenando el emperador un receso de la sesión.

Los príncipes alemanes se dieron cuenta en Augsburgo que Carlos V pretendía hacer la guerra al protestantismo, y en virtud de ello formaron la “Liga de Esmalcada”, una especia de alianza defensiva. Después de muchas sesiones destinadas a alcanzar algún tipo de acuerdo o compromiso entre católicos y protestantes, estalló la trágica guerra de Esmalcada en 1547; poco antes, en 1546, moría Martín Lutero.

Iglesia Todos Santos

Paseo peatonal en Lutherstadt, Wittenberg, al fondo vemos la torre de La Iglesia de Todos los Santos, también conocida como SchlossKirche (“Iglesia del Castillo”) / Foto: Ana Calvo”.

El emperador derrotó a las fuerzas protestantes y encarceló a sus líderes, pero poco después el noble alemán Mauricio de Sajonia (1521-1553) contraatacó exitosamente consiguiendo que Carlos V suscribiera el “Tratado de Nassau o Paz de Nassau” en 1522, documento que lograba garantizar legalmente la libertad de culto a los protestantes de Alemania. Esta sentencia fue el preludio de La Paz de Augsburgo, también llamada “Paz de las religiones”, que fue un tratado firmado por Fernando I de Augsburgo, hermano y representante del emperador Carlos V, y las fuerzas de la Liga de Esmalcalda el 25 de septiembre de 1555 en la ciudad de Augsburgo en Alemania, por la cual se resolvía el conflicto religioso de la Reforma protestante.

Una vez que Lutero salió de la escena, se abrió dentro del protestantismo un periodo de amargas disputas y controversias teológicas en asuntos como la justificación y la santificación, disensiones sobre qué doctrinas eran esenciales o no lo eran, fe y obras, y la naturaleza de la real presencia de Cristo en la comunión.

Durante este periodo el luteranismo desarrolló algunas cuestiones que el propio Lutero previó y condenó; “El libro de la concordia” que establece lo que ahora conocemos como luteranismo, o doctrina luterana, fue publicado en 1580 e incluía “La Confesión de Augsburgo de Melanchthon, que tiene una importancia preponderante en la obra, “La Apología de Augsburgo”, los “Artículos de Esmalcada”, la “Fórmula de la concordia” y dos catecismos de Lutero, entre otros textos.

Algunos de los teólogos luteranos también, condujeron a un gran número de personas a la iglesia calvinista, luego los calvinistas de Alemania adoptaron la “Confesión Heidelberg” como su declaración de fe.

Treinta trágicos años de guerra perpetuaron la lucha política en la Alemania del siglo XVII, hasta la Paz de Westfalia, dos tratados de paz de Osnabrück y Münster, firmados el 15 de mayo y 24 de octubre de 1648, respectivamente, donde luteranos y calvinistas conquistaron igualdad de derechos con los católicos.

Estatua Martin Lutero

Estatua de Martín Lutero en la plaza del ayuntamiento y la iglesia de Lutherstadt- Wittenberg / Foto: Ana Calvo”.

Estudios de la Reforma

Los estudios de la Reforma se centran tradicionalmente en los debates religiosos, pero en 1966 Bernd Moeller (Berlín 19 de mayo de 1931), teólogo e historiador protestante alemán, protestó contra esta obsesión con la teología de Lutero y contra la negligencia de los movimientos seculares; durante los últimos treinta años, nuevos y perspicaces énfasis han surgido de la investigación psicológica, política y sociológica de este periodo de la historia, de esta manera la Reforma es vista como un “todo” junto a otros campos de estudio ampliando notablemente la perspectiva anterior.
El acuerdo o ajuste de la Reforma Protestante dentro de la historia universal se ha convertido en todo un campo nuevo de investigación en sí misma. Esto debe ser observado con perspectiva crítica, y también demanda nuevas evaluaciones de la Reforma, que requiere ser vista como un gran movimiento y no solamente como un fenómeno religioso.

Fuente: From book Introduction to History of Christianity/ Pág. 367 – 378a. James Atkinson – Fortress paperback edition 2002. © 1990 Lion Publishing.
Reportaje fotográfico: Ana Calvo / Consejería de ERE de la FEREDE.
Traducción y colección: Fernando Ogando / Consejería de ERE de la FEREDE.

Madrid, 23 de marzo de 2017